El atole tiene raíces profundamente arraigadas en la época prehispánica.
El atole tiene raíces profundamente arraigadas en la época prehispánica. Foto: Cortesía

Origen del atole; una bebida llena de tradición, sabor y calidez

Si alguna bebida tiene el poder de transportarnos a la infancia, a las cocinas humeantes de nuestras abuelas o a las frías mañanas escolares, esa es el atole. Esta bebida ancestral, espesa y reconfortante, no sólo es deliciosa, sino también parte fundamental del patrimonio gastronómico de México y Centroamérica. ¿Te has preguntado alguna vez por qué tiene esa textura tan peculiar o cómo ha evolucionado con los siglos? Aquí te lo contamos todo.

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El atole tiene raíces profundamente arraigadas en la época prehispánica. Se preparaba originalmente con una mezcla sencilla pero poderosa: harina de maíz cocida en agua hasta lograr una textura espesa y sedosa. Esta preparación era base de la alimentación en culturas como la mexica, maya y otras civilizaciones mesoamericanas.

A lo largo del tiempo, se le añadieron ingredientes aromáticos como cacao, vainilla, canela, anís, flor de azahar o hojas de naranjo, dando origen a una infinidad de variantes regionales.

La consistencia del atole es uno de sus sellos característicos.
La consistencia del atole es uno de sus sellos característicos. Foto: Cortesía

¿Por qué el atole es espeso?

La consistencia del atole es uno de sus sellos característicos. Su textura cremosa se logra gracias al almidón natural del maíz (o del arroz o trigo, en algunas variantes), que al cocerse se gelatiniza y espesa el líquido. Este proceso no solo lo hace más saciante, sino que ayuda a conservar el calor, lo que lo convierte en la bebida ideal para combatir el frío.

Sabores tradicionales de México

Cada región del país tiene su propia versión del atole, en muchos casos adaptada a los ingredientes locales. Aquí algunos ejemplos:

  • Atole de chocolate (Ciudad de México): el favorito de muchos para acompañar tamales.
  • Atole blanco: hecho con nixtamal y sin endulzantes, base de muchas otras recetas.
  • Atole de zarzamora silvestre (Michoacán): con un sabor frutal intenso y color púrpura.
  • Atole de avellana (Baja California): preparado por los indígenas pai pai.
  • Tokeri (Tarécuato, Michoacán): con granos de elote y salsa de chile.
  • Nurite: picante y elaborado con una planta considerada afrodisíaca.
  • Xarikata: fermentado y condimentado con chile guajillo.

En Tarécuato, Michoacán, el atole es más que una bebida: es símbolo de unión y cultura. Durante la Feria del Atole, celebrada en Semana Santa, las mujeres purépechas comparten decenas de recetas tradicionales. Además, en esta comunidad se considera que saber preparar atole es una habilidad esencial para el matrimonio y un elemento infaltable en eventos como nacimientos, bodas y velorios.

Cada región del país tiene su propia versión del atole.
Cada región del país tiene su propia versión del atole. Foto: Cortesía

Receta del atole de moras con aguamiel

¿Te animas a prepararlo en casa? Esta receta es un homenaje a los sabores del campo mexicano.

Ingredientes:

  • 2 litros de aguamiel
  • 2 rajitas de canela
  • 250 gramos de moras
  • ½ kilo de masa de maíz
  • 150 gramos de piloncillo

Preparación:

  1. En una olla de barro, hierve el aguamiel con la canela.
  2. Mientras tanto, muele las moras, cuélalas y agrégalas a la olla.
  3. Cuando comience a hervir, disuelve la masa en un poco de agua caliente, cuélala y añádela lentamente.
  4. Deja hervir por cinco minutos, sin dejar de mover.
  5. Agrega el piloncillo y cocina por 30 minutos más, removiendo constantemente hasta que obtenga una consistencia espesa.

¡Y listo! Una bebida cálida, nutritiva y llena de historia para compartir en familia o con amigos.

El atole no solo alimenta el cuerpo, también nutre el alma.
El atole no solo alimenta el cuerpo, también nutre el alma. Foto: Cortesía

¿Por qué deberías incluir el atole en tu vida?

Además de ser un símbolo cultural, el atole es:

  • Nutritivo: Aporta energía, fibra y minerales esenciales.
  • Versátil: Puede ser dulce o salado, de frutas, semillas o especias.
  • Reconfortante: Ideal para las noches frías o para comenzar el día con energía.

El atole no solo alimenta el cuerpo, también nutre el alma. Así que la próxima vez que tengas un antojo o busques un momento de reconexión con tus raíces, no lo pienses más… ¡sirve una taza de atole caliente y deja que el pasado se derrita en tu paladar!

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