El pozole es, sin duda, uno de los platillos más emblemáticos de México. Pero ¿sabes cómo surgió esta deliciosa sopa de maíz?
Origen del nombre y el maíz protagonista
La palabra “pozole” viene del náhuatl pozolli, que significa “espumoso” o “hervido”, en alusión a cómo el maíz revienta al cocerse. El ingrediente clave es el maíz cacahuazintle, un grano grande y tierno que, al hervir, se abre como flor y libera espuma.

Un ritual prehispánico con sabor fuerte
En la época prehispánica, el antecedente del pozole era un guiso llamado tlacatlaolli —“maíz de hombre” en náhuatl— que combinaba maíz con carne humana tras rituales de sacrificio. El cuerpo del cautivo era cocido con maíz y repartido entre los presentes como parte de una ceremonia religiosa. Estas prácticas estaban vinculadas con deidades como Xipe Tótec, quien representaba la fertilidad y la renovación.

De lo ritual a lo hogareño: la evolución del pozole
Con la colonización, la carne humana fue reemplazada por cerdo, considerada por los españoles un sustituto con sabor similar. Desde entonces, el pozole se transformó en un guiso popular, especialmente durante las celebraciones patrias del 15 y 16 de septiembre.

Variedades regionales, un abanico de sabor
Hoy en día, hay múltiples versiones de pozole según la región:
- Pozole blanco: simple y ligero, preparado con carne de cerdo o pollo, se acompaña con rábanos, lechuga y limón.
- Pozole rojo: típico del norte y la Ciudad de México, lleva chiles guajillo que le dan un tono rojo profundo.
- Pozole verde: originario de Guerrero, se condimenta con tomate verde, cilantro, epazote y pepitas molidas para dar un sabor fresco y herbáceo.
También existen variantes menos populares como el pozole vegetariano, de frijol, de camarón e incluso seco.

Un caldo nutritivo que nutre cuerpo y cultura
El maíz cacahuazintle aporta minerales como hierro, potasio y magnesio, además de fibra. La carne, junto con verduras como rábanos, lechuga y cebolla, añade proteínas, vitaminas y más minerales que refuerzan la salud. Incluso las versiones vegetarianas pueden aportar ácido fólico, antioxidantes y vitaminas útiles para el sistema inmune.
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