¿Qué pasa cuando el cliente incómodo resulta ser tu jurado al día siguiente? Mica Rousseau, uno de los grandes nombres de la coctelería en México, nos cuenta una historia que mezcla ego, karma y un buen trago llamado Tría Prima.
Ser bartender no solo se trata de mezclar destilados y decorar con cítricos. A veces, detrás de la barra se viven historias que bien podrían ser guiones de cine: momentos incómodos, egos inflados, justicia poética y lecciones que solo se aprenden con hielo y shaker en mano. En esta entrega de Lo que callamos los Bartenders, Mica Rousseau, propietario de Katz y figura clave de la escena mixológica en México, nos cuenta un episodio que mezcla alquimia, tensión y una venganza sutil, pero elegante.
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“Todavía no estamos listos”
La historia comienza en un evento de coctelería organizado por el Four Seasons. Mica fue invitado como cualquier otro, pero también con una intención: evaluar la experiencia, ya que él era jurado de una competencia importante que se celebraría al día siguiente.
Llegó puntual, seis cincuenta y nueve de la tarde para un evento que comenzaba a las siete. Al acercarse a la barra para pedir un par de cócteles, el bartender a cargo lo ignoró. “Todavía no estamos listos”, dijo sin siquiera mirarlo. Ni siquiera accedió a servir un whiskey solo, a pesar de que la marca patrocinadora era justamente esa.
Ante la negativa, Mica fue con el jefe del bartender a quejarse. Eventualmente, lo obligaron a preparar las bebidas, pero la noche ya estaba envenenada. “Sacaba antes todos los cócteles, menos los míos, y ni siquiera eran para mí. Yo ya ni quise beber esa noche porque claramente le va a escupir… y le escupí, y le escupí”, recuerda entre risas.

“¿La conoces?”
La tensión siguió toda la noche. El bartender, visiblemente incómodo por haber sido regañado, apenas volteaba a ver a Mica. Hasta que, casi al final, soltó: “Me tengo que ir, se va a quedar mi asistente… Es que voy mañana a una competencia muy importante de coctelería. Soy finalista. Es World Class”.
A lo que Mica respondió sin drama, pero con toda la intención:
“¿La conoces?”, preguntó el otro.
“Conozco. Soy jurado. Mañana nos vemos”.
Boom. Karma servido en las rocas.

El trago de la noche: Tría Prima
Para acompañar esta historia, Mica prepara un cóctel que él mismo creó: Tría Prima, inspirado en la alquimia y sus tres elementos fundamentales: sal, mercurio y azufre.
La receta incluye:
- Ginebra Las Californias Cítricos
- Una mezcla de Lillet Blanc e Italicus
- Infusión de vodka con palo santo y azafrán
- Un perfume de bergamota para realzar las notas cítricas
Un trago místico, balanceado y con carácter. Como la historia que lo acompaña.
Lección detrás de la barra
“Sean siempre amables. Porque nunca sabes quién es tu jurado”.
Esa es la enseñanza que Mica Rousseau deja al terminar su relato. En el mundo de la hospitalidad, la arrogancia puede salir cara. Y si tienes suerte, la vida (o el jurado) te lo cobra en menos de 24 horas.
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