Entre casonas y encanto auténtico, aquí se viene a desconectar y disfrutar, mientras te vuelves parte de la esencia de San Miguel de Allende.
San Miguel de Allende es muchas cosas a la vez: un destino de alma colonial, un refugio de artistas, una postal viva que cambia de luz con cada hora del día. Pero en su corazón, ahí donde las calles empedradas parecen contar historias al andar, existe un rincón que no sólo se visita, sino que se habita con el cuerpo entero: Casa de Sierra Nevada, A Belmond Hotel.

Más que un hotel, es un conjunto de casas coloniales del siglo XVII y XVIII, restauradas con un sentido del tiempo que rehúye la nostalgia fácil. Aquí, cada una de las 37 habitaciones parece una escena íntima: techos con vigas de madera expuestas, chimeneas encendidas como gesto silencioso de hospitalidad, patios interiores donde el agua y la sombra te dan la más sincera bienvenida.
No hay uniformidad, y eso es parte de su encanto: cada espacio tiene una identidad que no responde a una fórmula hotelera, sino a una sensibilidad casi artesanal por el detalle.

Encanto mexicano
En la forma en que aparecen flores recién cortadas en la mesa de tu cuarto, en los textiles mexicanos que no se sienten forzados ni folclóricos, y en la quietud perfectamente orquestada que rodea tu alberca de piedra.
Ahí late toda su esencia mexicana, que ha encantado a sus visitantes de todo el mundo desde hace casi quince años, desde su apertura con Belmond.

Pero Casa de Sierra Nevada, A Belmond Hotel también es un punto de partida: para perderse entre galerías independientes, para detenerse a media tarde en algún café donde el mezcal convive con los atardeceres, o para sumarse a una conversación improvisada en una azotea: la recomendación es Tunki Rooftop by Handshake, una experiencia sensorial que rinde homenaje a los sabores y paisajes del Perú.
Bautizado en honor al Tunki —el ave nacional peruana—, este bar se posa en la cima de Casa de Sierra Nevada, A Belmond Hotel, revelando una propuesta que trasciende el cóctel para convertirse en rito.
La carta se inspira en el crisol geográfico del país andino: la costa, la selva y la sierra se traducen en pequeños platos cargados de matices, diseñados para dialogar con las mezclas visionarias de Handshake Speakeasy.

El sabor genuino de San Miguel de Allende
Ahora, con la reapertura de su escuela de cocina Sazón, el hotel ha puesto el foco también en los sabores del Bajío. Más que una clase, es una conversación culinaria. Se cocina como se vive aquí: con respeto por el producto, con historias detrás de cada platillo, con sazón heredada y reinterpretada. Esta dimensión gastronómica, lejos de sentirse una extensión turística, se integra al espíritu de la casa con naturalidad.

Hospedarse en Casa de Sierra Nevada, A Belmond Hotel no se parece a hacer check-in en un hotel. Es como abrir la puerta de una casa antigua que lleva siglos esperando ser descubierta. En los días que pases aquí, una casa con muros gruesos, y sus patios en silencio, te darán la calma de un millón de años, y la nostalgia que da irse de casa de un viejo amigo al despedirte.
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