Si eres de los que empieza a buscar vuelos apenas se encienden las primeras luces de temporada, hay algo que tienes que vivir al menos una vez: los mercados de Navidad en pueblos que parecen diseñados para una película. Calles empedradas, fachadas históricas, tazas de vino caliente humeando entre guantes de lana y ese ambiente que solo se entiende cuando estás ahí.
Estos cinco pueblos navideños alrededor del mundo se toman muy en serio la temporada. Cada año, sus mercados de Navidad se convierten en la excusa perfecta para viajar, comer rico y recuperar, aunque sea por unos días, la ilusión de la infancia.
TE PUEDE INTERESAR: Por qué México será potencia turística en 2026
Núremberg, Alemania: el clásico que lo empezó todo
En pleno corazón de Baviera, Núremberg se transforma en una postal de Adviento. Su Christkindlesmarkt es uno de los mercados de Navidad más famosos y antiguos del mundo, con registros que lo sitúan al menos desde el siglo XVII.
Aquí el plan es ir sin prisa. Entre los puestos encontrarás adornos de vidrio soplado, figuras de madera, nacimientos y los tradicionales angelitos dorados hechos a mano. El aire huele a pan de jengibre con especias (el célebre Nürnberger Lebkuchen) y a salchichas a la parrilla que se sirven en panecillos calientes.
Núremberg es, además, un gran punto de partida para explorar otros mercados de Navidad en Alemania. Pero si solo puedes elegir uno, este pueblo navideño es la definición de lo que imaginamos cuando pensamos en un mercado europeo clásico.
Copenhague, Dinamarca: gløgg, luces y Tivoli Gardens
En Copenhague, la Navidad tiene dirección fija: Tivoli Gardens. Este parque de diversiones histórico se convierte cada invierno en un universo de luces, puestos de madera, un gran árbol y una pista de hielo frente al Tivoli Concert Hall.
La experiencia es tan visual como gastronómica. Además de la decoración espectacular y los juegos mecánicos abiertos en temporada, lo mejor está en las tazas: gløgg (vino caliente con especias, almendras y pasas) que acompaña galletas danesas, bollería recién horneada y platillos calientes ideales para combatir el frío.
Aunque Copenhague tiene otros mercados de Navidad repartidos por la ciudad, el de Tivoli concentra la magia: un clásico para quienes aman los pueblos navideños pero quieren combinarlo con una ciudad de diseño, buena gastronomía y propuestas contemporáneas.
Brujas, Bélgica: una villa medieval en modo Winter Glow
Brujas es encantadora todo el año, pero en invierno sube de nivel. Su centro histórico, pequeño y perfectamente conservado, se llena de luces y se integra al festival Winter Glow, que transforma la ciudad en un circuito navideño con mercados, pista de hielo e instalaciones lumínicas.
El mercado principal se instala en la Grote Markt, la plaza central rodeada de casas medievales con techos escalonados, mientras que otra parte de la acción sucede en la Simon Stevinplein, ideal para encontrar regalos artesanales y productos locales. Entre puestos encontrarás waffles recién hechos, chocolate belga caliente, castañas asadas y, por supuesto, cerveza para quienes quieren algo distinto al vino caliente.
Por la noche, el plan perfecto es patinar en la pista sobre el agua en Minnewater o seguir el sendero de luces que recorre los rincones más fotogénicos de la ciudad. Brujas lo tiene todo para convertirse en tu pueblo navideño consentido: escala perfecta para caminarlo y una atmósfera medieval que hace que todo parezca sacado de un cuento.
Salzburgo, Austria: villancicos entre barroco y nieve
Salzburgo es famosa por Mozart y por The Sound of Music, pero en invierno suma otro gran protagonista: su Salzburg Christkindlmarkt, instalado en Domplatz y Residenzplatz, justo frente a la catedral y en pleno casco antiguo declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.
Este mercado de Navidad es uno de los más antiguos del mundo. Sus raíces se remontan a los mercados de Adviento del siglo XV y, en su formato actual, lleva celebrándose medio siglo en el mismo lugar.
La oferta gastronómica es otro punto fuerte: salchichas, panes suaves, quesos alpinos, strudel y ponche caliente acompañan los paseos entre adornos, velas, incienso y artesanías típicas austriacas. Aquí la Navidad se vive con un aire clásico y elegante, ideal si buscas un pueblo navideño que combine historia, música y una atmósfera casi cinematográfica.
Colmar, Francia: el cuento de hadas alsaciano
En la región francesa de Alsacia, Colmar se convierte en sinónimo de Navidad. Sus calles empedradas y casas de entramado de madera se iluminan y se decoran hasta el último balcón, creando una postal que muchos consideran uno de los escenarios navideños más mágicos de Europa.
La ciudad organiza seis mercados de Navidad distintos, repartidos por plazas como Place des Dominicains, Place de l’Ancienne Douane y la zona de Petite Venise, con un mercado dedicado especialmente a las infancias. Cada uno funciona como una “mini aldea” con su carácter propio, pero todos tienen en común los puestos de artesanos, decoración tradicional alsaciana, vino caliente, pan de especias y especialidades locales como la tarte flambée.
Colmar es de esos pueblos navideños que justifican por sí solos un viaje a Europa en invierno. Lo ideal es llegar temprano para recorrer los mercados de día, tomar un vin chaud al atardecer y quedarse hasta que las fachadas iluminadas se reflejen en los canales.
Cómo elegir tu próximo pueblo navideño
Si es tu primer viaje a mercados de Navidad y quieres irte a la segura, Núremberg y Salzburgo son perfectos para vivir la versión más tradicional: villancicos, historia y plazas monumentales llenas de casetas. Si buscas algo más “de diseño” y con parques de diversiones, entonces Copenhague y Tivoli Gardens son tu elección natural. Y si sueñas con un pueblo de cuento, Brujas y Colmar son las postales que tienes guardadas en el moodboard, pero en la vida real.
Sea cual sea el destino que elijas, la clave es reservar con tiempo, abrigarte bien y dejar un espacio en la maleta para ese adorno que cada año, cuando montes el árbol, te recordará el viaje en el que descubriste que la Navidad también se colecciona en forma de pueblos.