Valle de Guadalupe: una visita gastronómica que no te puedes perder

Por: Mariana Amador


Entre árboles y matorrales, mesas al aire libre, producto local y viñedos que parecen no tener prisa, Valle de Guadalupe es el lugar en donde la comida y el vino se cuentan mejor que en cualquier otro lado. Cada día abraza un proyecto joven que promete, respalda a los ya clásicos e imperdibles restaurantes que reinventan su cocina según el temporal y da pie a esas catas que se convierten en sobremesa sin que te des cuenta.

Si estás pensando en darte una vuelta manejando desde Tijuana, aquí te dejo una serie de recomendaciones listas para adentrarte en el corazón del Valle de Guadalupe, conocer qué hay detrás de cada bocado, perderte entre el paisaje y llevarte una experiencia culinaria de primera.

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Bruma Wine Garden

Empezar el día con el pie derecho.

Para los fans de los desayunos y el brunch, no hay mejor opción que Bruma Wine Garden. El restaurante reconocido por la guía Michelin 2025 y liderado por el chef David Hussong y la chef repostera Maribel Aldaco, es un spot que combina lo mejor del producto local con preparaciones de la gastronomía internacional.

El lugar nos invita a comenzar la mañana sin prisas, a compartir la mesa, pedir varios platillos al centro y a no quedarnos con el antojo de nada. Una vista panorámica de los viñedos de Bruma, un café americano, una mimosa, el pan recién horneado y el recibimiento siempre cálido del equipo es una invitación a permanecer en sus mesas de madera por un buen rato.

Imperdibles: el pan brioche bañado con salsa bechamel acompañado de huevo y tocino; los chilaquiles rojos con huevo y lengua de erizo; y la shakshouka, una cazuela de salsa de tomate con especias y huevos pochados.

No te puedes ir sin probar el pan francés, los pancakes de elote o alguna pieza de la panadería de Bruma.

Finca La Carrodilla

Degustación con los pies en la tierra.

Una caminata por la tarde, perderse entre huertos y viñedos, cortar un tomate y comerlo al momento, escuchar las anécdotas de un equipo que conoce cada rincón de la finca, el sonido del servido del primer vino y los rayos del sol atravesando la copa.

Finca Carrodilla es una vitivinícola agroecológica que se construye a partir del respeto por el suelo, de la consciencia y la observación, de la autogestión y el cuidado.

Además de vino; son productores de uva, diferentes hortalizas, lácteos y productos cárnicos, entre otros, que desembocan directamente en los platillos de Lunario y en la producción de vinos de autor de la Lomita.

Mientras disfrutas desde una terraza la impresionante vista del viñedo, las catas te invitan a conectar con el origen, a ser consciente de la importancia de la gente que hace posible cada cosecha y a disfrutar de la experiencia, el carácter y el juego de sabores que ofrece su compleja y variada selección de vinos: tintos, blancos, rosados y naturales.

Su variedad de etiquetas es amplia y el diseño de cada una de sus botellas las vuelve un souvenir imperdible.

Lunario

Entender el ritmo de cada ingrediente.

Rodeado de montes teñidos de cobre por el atardecer, Lunario, el restaurante con estrella Michelin y una Estrella Verde es una bitácora del Valle de Guadalupe, en donde convergen la sensibilidad y la técnica con un profundo respeto por la tierra, su biodiversidad y por las manos que la cultivan. La cercanía con el producto es su sello distintivo.

La cocina de la Chef Sheyla Alvarado es una suerte de fascinación por interpretar el tiempo, observar y abrazar el cambio, es una cocina de intuición y conexión. Cambia según la temporada y se adapta a lo que la tierra tiene a disposición, se traduce en una ofrenda íntima en la que el comensal se entrega a experimentar el momento.

Por fuera una cena amena y sin pretensiones, con una serie de vinos que abren la conversación, por dentro, una implosión de sabores y texturas que armonizan cada bocado y se te quedan en la mente y el corazón por un buen rato.

 Imperdibles: el aguachile de melón y pesca, maridado con un Chardonnay de la Lomita; la sopa de tomate maridado con un Pét Nat Rosé de Duoma, y el postre de berenjena, ajonjolí y cajeta del menú degustación que cambia según la temporada.

Innato

El 360 de tu ruta culinaria.

Está ubicado en Tijuana y su arquitectura y decoración destacan a primera vista. El concepto de Innato nace del gusto por las carretas de Ensenada, su gastronomía está basada en el producto de la Baja y su filosofía consiste en vivir la experiencia desde el producto siempre fresco y preparado al momento; todo, en un ambiente moderno y relajado.

Es parada obligada visitar Innato antes de irte de Tijuana.

Imperdibles: El pulpo a las brasas marinado con mantequilla, tomates deshidratados y adobo de chiles, papas pisadas y alioli; la almeja del chef: una combinación de almeja chocolata, marisco fresco, camarón y callo catarina; y las almejas gratinadas con elote poblano y salsa morita.

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