Hay viajes que se sienten como cruzar a otro planeta. No hay calles, ni wifi, ni centros comerciales: solo hielo, mar, viento y luz casi eterna. Así se vive la Antártida durante el verano austral, cuando el continente blanco se abre unos meses al año para quienes están dispuestos a ir, literalmente, más allá del fin del mundo.
Quark Expeditions, especialista en exploración polar, acaba de reescribir la historia de este rincón remoto: casi dos décadas después de ser la primera compañía turística en llegar a la legendaria colonia de pingüinos emperador de Snow Hill Island, lo lograron de nuevo. Esta vez, llevando a sus huéspedes en helicóptero hasta uno de los puntos más aislados del Mar de Weddell.
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Por qué la Antártida no se parece a ningún otro lugar
En la Antártida todo depende de tres factores: luz, clima y hielo. A medida que avanza la temporada, el paisaje cambia radicalmente:
- En noviembre, el hielo domina la escena y el continente sigue sintiéndose casi intacto.
- En enero, los días son larguísimos, el mar se abre más y la vida salvaje está en pleno auge.
- Para febrero, el escenario ya es otro: las colonias han crecido, los hielos se han movido y cada salida al exterior es distinta a la anterior.
No hay dos viajes iguales. Eso es justo lo que vuelve este destino tan adictivo para los viajeros que buscan experiencias irrepetibles y no solo “palomear” un país más.
Snow Hill: backstage del pingüino emperador
En medio del mar helado y rodeada de enormes icebergs tabulares, Snow Hill Island alberga una de las colonias de pingüino emperador más espectaculares del planeta: más de ocho mil parejas de la especie más grande y emblemática de la Antártida.
Su avistamiento sigue siendo un privilegio reservado a muy pocos. La única forma de llegar es a través de expediciones ultraespecializadas como el itinerario “Emperor Penguin Quest: Expedition to Snow Hill”, una travesía de 14 días que arranca en Buenos Aires y zarpa desde Ushuaia a bordo del Ultramarine, el barco insignia de Quark Expeditions.
Así es el itinerario: del Pasaje de Drake al Mar de Weddell
El viaje implica cruzar el mítico Pasaje de Drake, uno de los mares más comentados del mundo por sus olas y su carácter impredecible. Después, la ruta se interna en el Mar de Weddell, una región tan hermosa como complicada de navegar, donde el hielo manda.
La expedición está acompañada por un equipo de exploradores polares, científicos y pilotos especializados que interpretan el entorno, explican lo que ocurre con el hielo y la fauna, y adaptan el día a día según las condiciones. Aquí no hay itinerarios rígidos: la naturaleza tiene la última palabra.
Ultramarine: un barco pensado para jugar con el hielo
A bordo del Ultramarine, la idea es aprovechar cada ventana de buen clima para salir a explorar. Entre las actividades más buscadas están:
- Navegar en Zodiacs entre icebergs gigantescos
- Remar en kayak sobre aguas cristalinas
- Despegar en helicópteros bimotores H145 para ver, desde el aire, un paisaje que parece de ciencia ficción
El barco funciona como un lodge de lujo flotante: espacios cómodos, gastronomía cuidada y un enfoque muy claro en hacer que cada salida —sea en zódiac, a pie o en helicóptero— se sienta como la primera vez que ves hielo.
Más allá de la península: South Georgia, las “Galápagos del Sur”
Para quienes quieren ir todavía más lejos, South Georgia aparece como un nivel extra en el mapa. Conocida como las “Galápagos del Océano del Sur”, esta isla combina escenarios dramáticos con una concentración de vida salvaje casi irreal:
- Enormes colonias de pingüinos rey
- Focas elefante descansando en las playas
- Paisajes que recuerdan a las grandes expediciones del siglo pasado
Es uno de esos destinos donde se mezclan naturaleza extrema, historia de exploradores y una sensación constante de estar presenciando algo que muy poca gente llega a ver con sus propios ojos.
Viajar con propósito: la propuesta de Quark Expeditions
Desde principios de los noventa, Quark Expeditions ha sido pionera en viajes polares, con hitos como el primer viaje turístico al Polo Norte y travesías por rutas casi imposibles. Hoy su enfoque combina aventura con ciencia y sostenibilidad:
- Programas guiados por expertos y científicos a bordo
- Estrategias medioambientales bajo su iniciativa Polar Promise
- Operaciones carbono-neutral para minimizar el impacto de cada expedición
Más que un “viaje fotográfico”, se trata de entender cómo funciona este ecosistema y por qué protegerlo importa más que nunca.
Por qué vale la pena llegar tan lejos
Elegir la Antártida no es solo elegir un destino remoto: es aceptar que durante unos días el mundo se reduce a hielo, mar y cielo. No hay distracciones, no hay prisa y no hay otro sonido más que el del viento, el crujido del hielo y el murmullo de miles de pingüinos al mismo tiempo.
Viajar al continente blanco con navieras especializadas como Quark Expeditions es presenciar al planeta en su versión más honesta. Un lugar donde el lujo no está en el hilo de las sábanas, sino en poder decir: “estuve ahí, al borde del mapa, viendo a los pingüinos emperador en su casa”. Y eso, para muchos viajeros, es el verdadero fin del mundo… en el mejor sentido posible.