Kate Reid: de la Fórmula 1 a la perfección del croissant

Por Kelly Méndez


Kate Reid creció en Melbourne, donde su padre, apasionado por la Fórmula 1, la llevó a su primera carrera en 1996. Este evento marcó el inicio de su fascinación por el automovilismo. A los 23 años, tras completar su carrera en ingeniería aeroespacial en la Universidad RMIT, Reid consiguió su «trabajo soñado» como ingeniera aerodinámica en la escudería Williams de F1 en el Reino Unido. Fue la única mujer en un equipo de 120 personas, trabajando en el diseño dinámico al frente del auto.

Sin embargo, la intensidad de su trabajo la llevó al agotamiento físico y emocional. Enfrentó problemas de salud, lo que la llevó a replantear su vida. Decidió regresar a Melbourne para estar cerca de su familia y buscar un equilibrio. Fue entonces cuando comenzó a trabajar en una pequeña panadería local, donde redescubrió su amor por la cocina. La precisión y la técnica que había aprendido en la ingeniería le resultaron familiares al enfrentarse a los desafíos de la pastelería. Esta conexión la inspiró a viajar a París en 2011 para estudiar la tradición artesanal del croissant en la boulangerie Du Pain et des Idées.

A su regreso a Melbourne, Reid comenzó a experimentar con recetas, aplicando su enfoque meticuloso para perfeccionar el croissant. Tras meses de pruebas, abrió LUNE Croissanterie en 2012. Su dedicación a la calidad y la técnica rápidamente ganó reconocimiento, y en 2016, The New York Times elogió sus croissants como «una pieza ejemplar de mantequilla y hojaldre». Desde entonces, foodies de todo el planeta incluyen Melbourne en su mapa gastronómico solo para probarlos.

Un laboratorio de precisión y diseño

Lo que inició como un pequeño local pronto se transformó en un laboratorio de panadería único, con un espacio central de vidrio conocido como The Cube, donde se controla temperatura y humedad para garantizar que cada pieza salga impecable. Con un toque rústico y minimalista, otro elemento fundamental del diseño es la iluminación: inspiradas en naves espaciales de ciencia ficción a toda velocidad, más de una docena de tiras LED parten desde el centro del techo, creando un efecto dinámico y futurista. Este patrón también se refleja en el empaque de la panadería, diseñado por el estudio local A Friend of Mine: las líneas recortadas en la tapa de las cajas ayudan a mantener los croissants calientes y frescos, mientras refuerzan la identidad visual de LUNE.

Al entrar, el aroma a mantequilla recién horneada envuelve el espacio. Cada croissant cruje bajo la presión del primer mordisco, dejando un interior ligero y aireado que se deshace en la boca. Las vitrinas relucen y cada pieza parece una pequeña obra de arte, resultado de la misma precisión que Reid aplicaba a los autos de F1.

Reconocimientos y expansión

Australia tampoco ha tardado en reconocer su impacto: en 2025, Reid fue condecorada por el gobierno francés con el título de Chevalière de l’Ordre du Mérite Agricole, un honor que celebra a quienes han hecho aportaciones notables a la gastronomía. Hoy, con siete sucursales alrededor de Australia —Fitzroy, Melbourne CBD, Brisbane, South Brisbane, Rosebery, Armadale y Sydney— y una reputación consolidada, LUNE no es solo una panadería: es un destino.

La historia de Kate Reid inspira porque demuestra que reinventarse es posible, que de los circuitos de la F1 se puede pasar a reinventar un clásico francés, y que la búsqueda de la perfección puede expresarse tanto en un auto de carrera como en un croissant dorado y perfecto. Al final, cada pieza de LUNE es más que un pan: es un manifiesto sobre la obsesión bien entendida, la paciencia y la capacidad de transformar una pasión en un legado.

Dinámica y menú en LUNE

La producción de croissants es un proceso meticuloso que comienza la noche anterior. Cada pieza se prepara durante aproximadamente 36 horas, desde la laminación hasta el horneado. El resultado es un croissant con una textura ligera y aireada, y un sabor profundo. La panadería opera bajo el principio de «hornear para vender», lo que significa que cada croissant se hornea en el mismo día que se vende, garantizando frescura y calidad excepcionales.

El menú de LUNE incluye una variedad de croissants clásicos y especiales que cambian mensualmente. Algunos de los favoritos incluyen el croissant tradicional, el pain au chocolat, el kouign-amann y el «Morning Bun», una combinación de croissant con azúcar moreno, canela y ralladura de naranja. Además, ofrecen opciones saladas como el croissant de jamón y gruyere. Cada mes, el menú se actualiza con nuevas creaciones que reflejan la innovación constante de la panadería, y las largas filas son prueba del entusiasmo de los clientes por probar las novedades.

Kate Reid ha dejado una huella única en la pastelería internacional. Su paso por la ingeniería y la Fórmula 1 le dio herramientas para innovar y perfeccionar cada detalle, desde la textura de la masa hasta la consistencia del hojaldre. Con LUNE, no solo creó croissants reconocidos globalmente, sino que también estableció un estándar de excelencia y profesionalismo en la gastronomía australiana.

LUNE se ha convertido en un referente mundial, y Kate Reid en un ícono de reinvención y precisión. Su historia recuerda que la disciplina, la visión y la innovación pueden transformar incluso un clásico francés en algo completamente nuevo y admirado en todo el mundo.

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