El chef Lalo García y el sueño mexicano: volver, cocinar y pertenecer

Por: Kelly Mendez


¿Quién es el chef Lalo García?

Lalo García es uno de los chefs más influyentes de la gastronomía mexicana contemporánea. Al frente de Máximo Bistrot, considerado entre los mejores restaurantes de América Latina, también lidera proyectos como Lalo! y Gala Panadería. Reconocido por su cocina honesta y su compromiso social, ha dejado una huella tanto en la alta cocina como en iniciativas comunitarias.

“No eres ni de aquí ni de allá.”

Esa frase, corta y certera, resonó con fuerza en el conversatorio Recetas para pertenecer: migración, desplazamiento, trabajo y comunidad. En el centro de la conversación estuvo el chef Eduardo “Lalo” García, quien cruzó la frontera hacia Estados Unidos siendo apenas un niño, fue deportado en dos ocasiones y regresó a México hace casi dos décadas. Su historia se convirtió en el hilo conductor para hablar de identidad, pertenencia y la cocina como camino de retorno.

A partir de sus propias vivencias como migrante, el chef Lalo García se ha comprometido profundamente con la defensa de la niñez en situaciones difíciles. Desde 2018 es embajador de Save the Children, apoyando la campaña Restaurantes por la Niñez y participando en eventos solidarios como la Cena en Rojo, donde su cocina se convierte en plataforma para recaudar fondos en favor de niñas y niños migrantes. Además, ha organizado cenas benéficas en su restaurante, Máximo Bistrot, destinando íntegramente lo recaudado a programas educativos y de protección infantil, reflejando así su compromiso de transformar la gastronomía en una herramienta de cambio social.

El restaurante Máximo fue sede de la mesa redonda en la que participaron el periodista Javier Risco, moderador del diálogo; la investigadora Claudia Masferrer (COLMEX); Miguel Ramírez (Save the Children); y Alejandra Carrillo (ACNUR), en una charla íntima y poderosa sobre migrar, trabajar, regresar y reconstruirse.

La investigadora Claudia Masferrer destacó que la integración de personas retornadas y migrantes no es automática ni sencilla, sino un proceso de doble vía que requiere compromiso tanto de quienes llegan así como de la sociedad que los recibe. También hacen falta iniciativas que faciliten el acceso a vivienda, empleo, salud, educación y el reconocimiento de habilidades para que los migrantes puedan reconstruir su vida.

Por su parte, Miguel Ramírez coordinador nacional de Incidencia Política y Asuntos Legislativos en Save the Children México, subrayó la urgencia de proteger a la infancia migrante, y Alejandra Carrillo señaló que la gastronomía es una poderosa herramienta para generar pertenencia y nuevas oportunidades.

El chef García compartió cómo su historia personal se entrelaza con la de miles de personas migrantes. “La cocina no fue una elección, fue lo que había”, dijo. Sin embargo, también se convirtió en la llave para abrirse camino, aprender inglés, conectar con otros y, finalmente, regresar a México con la convicción de que aquí también se puede. Porque no solo existe el sueño americano; el sueño mexicano también existe y merece ser vivido.

Lalo creció en una ranchería en Acámbaro, Guanajuato. Su familia emigró a Estados Unidos en medio de una política migratoria que permitió regularizaciones durante la administración de Ronald Reagan. Él cruzó la frontera siendo niño, vivió como indocumentado y fue deportado. “Cuando volví, no conocía este país. No me sentía parte de él”, confesó. El campo mexicano ya no era el mismo. “Antes el campesino vivía de la tierra. Con el tiempo eso cambió; no se podía competir con las semillas modificadas ni con los agroquímicos. Todo cambió.” Como muchos, Lalo se encontró con un país donde la necesidad seguía marcando el rumbo, pero también empezó a ver que había caminos posibles.

“Solo había dos opciones: la construcción o la cocina. Y donde no te piden papeles, ahí es donde empiezas.” En su trayecto como migrante, la cocina fue refugio, escuela y motor. Y de regreso en México, se ha convertido en una forma de resistencia y activismo. “La gente me buscaba porque veía que a mí me iba bien acá. Les daba esperanza.”

En ese sentido, el chef expresó: “Me uní a esta causa por la necesidad que existe en nuestro país y en un mundo que debe apoyar a las infancias en estos contextos”. Sueña con que no solo él, sino toda la industria restaurantera y hotelera se comprometa a ofrecer oportunidades reales a personas migrantes que han regresado. “Si todos hiciéramos algo una vez al año, sería una gran ayuda.”

Lalo García y su labor en Save The Children

Más allá de su prestigio como chef, Lalo García ha construido una trayectoria que también se distingue por su sensibilidad social y compromiso con las causas humanitarias. Apoyado por su familia, quienes son un pilar fundamental en su vida, ha canalizado su influencia para generar un impacto positivo. Su continua colaboración con Save the Children refleja esta vocación: a través de distintas iniciativas y eventos, ha trabajado para visibilizar la realidad de la niñez migrante y promover su acceso a la educación y la protección. Para Lalo, el éxito profesional y la responsabilidad social son caminos que van de la mano, y él busca siempre aportar con acciones concretas que transformen vidas y fortalezcan el tejido social.

Este conversatorio es parte del compromiso del restaurante Máximo y su chef fundador, Eduardo “Lalo” García, por abrir un espacio más consciente dentro del sector gastronómico, inspirado en una historia personal profundamente vinculada a la migración y el trabajo. A través de esta iniciativa, el restaurante busca fomentar conversaciones públicas sobre inclusión, visibilizar las contribuciones culturales y sociales de las personas migrantes, y generar puentes entre distintos sectores para avanzar hacia prácticas más incluyentes.

“En Máximo sabemos que detrás de cada historia migrante, de cada persona refugiada, hay esfuerzos, sueños y mucho valor. Por eso es fundamental apoyar y visibilizar estas realidades. Nuestra comunidad está comprometida con construir una sociedad más incluyente, donde la gastronomía sea un espacio de respeto, integración y oportunidades para todos. Hacemos un llamado al sector restaurantero y a toda la industria gastronómica a sumar esfuerzos, abrir puertas y generar iniciativas o espacios de conversación como este que brinden apoyo real a quienes más lo necesitan”, destacó el chef Lalo García.

La migración y el desplazamiento forzado son historias que llaman a la solidaridad y al encuentro, y la gastronomía se presenta como un lenguaje universal capaz de construir puentes donde las palabras a veces no llegan. En las cocinas, en las mesas, se tejen redes de inclusión donde las personas migrantes y refugiadas pueden reencontrarse con sus raíces, crear nuevos vínculos y reconstruir sus vidas con dignidad.

La mesa redonda Recetas para pertenecer es apenas el comienzo de un diálogo que busca transformar estas conversaciones en acciones concretas, donde el sabor y la cultura se convierten en herramientas poderosas de integración y esperanza.

Porque en cada plato servido hay una historia que merece ser escuchada, y en cada sabor compartido, una oportunidad para pertenecer.

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