Una casa para todos
Texto: Diego Salazar, Fotos: Andrea Tejeda, Producción: Natalia Chávez

Cuando Jorge Vallejo y Alejandra Flores dicen, como les he escuchado decir mil y una vez, que Quintonil, el restaurante que fundaron hace 13 años, es su casa, no se trata de una metáfora o un exceso de sentimentalismo. Ni siquiera de una declaración de intenciones. En este caso particular, se trata de la mera realidad.
Cuando Jorge y Alejandra encontraron, en 2011, el local que buscaban –luego de haberse conocido y trabajado juntos en Pujol, el por entonces ya famoso local del chef Enrique Olvera– para abrir su propio restaurante, lo que descubrieron fue una casa.
Una casa ubicada en la avenida Isaac Newton, en Polanco, el mismo lugar donde hoy sigue estando el restaurante. Una casa que tuvieron que transformar para que albergara lo que, meses después, sería Quintonil.
Pero, además, no contentos con transformar esa casa en un restaurante, Jorge y Ale decidieron también hacer de ese restaurante su hogar. Durante los primeros cinco, casi seis años, la casa Vallejo Flores o Flores Vallejo –en este hogar, en esta empresa, en este restaurante, cualquiera que los haya visto trabajar puede dar fe de ello, da exactamente igual cuál apellido va delante–, compartió dirección con el restaurante Quintonil.
“En un inicio hubo una razón económica, sin duda. Porque si ya íbamos a tener un restaurante, pues no parecía descabellado que fuera un lugar donde pudiéramos vivir sin pagar una renta extra”, me dice Jorge a inicios de junio, sentado en su oficina en la segunda planta del restaurante, donde él y Alejandra pensaron que, seguramente, se ubicaría la habitación de alguno de sus hijos. El día anterior a nuestra charla, Quintonil, esta casa chilanga, confirmó las dos estrellas Michelin que recibió en 2024, cuando la guía francesa aterrizó en México.


Shary Romo
Propio
CDMX
Lo que más aprendí es que siempre todo sale. Por más complicado que sea el día, el reto, el servicio, todo, a final de cuentas, va a salir con el equipo.

Érik Arellano
Marea
Los Cabos
Fue uno de los pasos más importantes de mi carrera. Aprendí aquí las bases de lo que actualmente hago. No cambiaría esta experiencia por ningún otro lugar. Fue un parteaguas para mí.
Dos semanas después, en la ciudad de Turín, Italia, fue coronado como el mejor restaurante mexicano y de toda Norteamérica al alcanzar el puesto número 3 en The World’s Best Restaurants 2025.
“Había un poco de ingenuidad también y de inexperiencia”, continúa Jorge. “Porque pensábamos, bueno, si vamos a trabajar tanto, pues vivamos ahí mismo. Sin pensar en que iba a llegar el momento de querer salir huyendo porque te vuelves loco ahí dentro”. En la mente de Jorge y de Alejandra en esa casa cabía todo. “Cabía un restaurante, cabía una casa, cabían niños, cabían perros”. Y, de hecho, todo –o casi todo– cupo durante un buen tiempo. Y no con poco éxito.
Quintonil abrió sus puertas en marzo de 2012 y en 2014 ingresó a la lista de Latin America’s 50 Best Restaurants con el puesto número 10. Al año siguiente, 2015, entró a la lista mundial, The World’s 50 Best, con la ubicación número 35. Ese mismo año, en la lista latinoamericana consiguió su mejor puesto hasta entonces, el número 6. En la lista mundial, pegó un salto importante de un año a otro, y en 2016, se ubicó en el puesto número 12.

Eliana Godínez
YAYA
Los Cabos
Fue una de las épocas que más me ha marcado de forma positiva. Tengo amigos que me han durado toda la vida. Aquí conocí al amor de mi vida, estoy casada gracias a este lugar.

Orli del Ángel
Chileno Bay Resort
Los Cabos
Yo trabajé aquí casi ocho años, fue mi primer trabajo oficialmente. Me dio muchas herramientas, aprendí muchísimo, tuve la oportunidad de viajar muchísimo. Conocí al amor de mi vida, me casé con ella.
El reconocimiento llegó rápido, particularmente, en las listas de 50 Best –latinoamericana y mundial–, probablemente, las más comentadas, discutidas, polémicas y seguidas en el mundillo culinario. Y ese éxito trajo también decepciones. El romance de Quintonil con los premios, como muchos otros restaurantes sometidos al juicio de miembros de paneles internacionales quienes, como cualquier persona que se sienta a comer, eligen según sus gustos, caprichos o percepciones personales, ha pasado por altibajos. Por ejemplo, yo todavía recuerdo la cara de frustración de Jorge cuando, en la ceremonia de premiación de los Latin America’s 50 Best Restaurants 2022, celebrada en Mérida, Yucatán, Quintonil fue nombrado por el presentador argentino Iván de Pineda: “Número 43, atención, de nuestro querido país anfitrión, este bastión de la Ciudad de México que ha inspirado a muchos otros restaurantes de la ciudad. Un fuerte aplauso, un enorme aplauso para… Quintonil”.
El año anterior había ocupado el puesto 8.

Alex Chávez
Propio
CDMX
Aprendí a ser mejor persona que cocinero y que no te puedes mentir a ti mismo.

Ale Navarro
Botánico
CDMX
Fue mágico. Hizo mi carrera. De las más difíciles pero tam- bién de las mejores experiencias que he tenido. Es mi familia. Estar en el nivel más alto que puedas estar, pero, a la vez, ser una familia.
Ese golpe ocurrido en Mérida, sin embargo, visto desde fuera y con algo más de un par de años de distancia, dio inicio a la etapa de madurez de Quintonil. Al momento particularmente brillante que vive el restaurante en la actualidad. A partir de ahí, a mi juicio, Quintonil consolidó la personalísima apuesta gastronómica que Jorge, Alejandra y ese equipo al que ellos llaman “familia” venían haciendo desde hace 10 años. Consolidó los cimientos y las alturas de esta casa.
Uno puede definir la cocina de Quintonil, como hace el propio Jorge, como una cocina eminentemente mexicana pero no tradicional. Una cocina, dice el cocinero, basada en sus recuerdos y vivencias, que mira y se inspira pero no se ciñe al recetario clásico mexicano. Una cocina, me dice el chef Édgar Núñez, uno de los cocineros más talentosos del país y, quizás, el amigo más cercano de Jorge, profundamente arraigada en lo que se entiende hoy por mexicanidad. Una cocina, insiste Édgar, “elegante, moderna y actual, apegada a la tradición pero con un sentido de actualidad”.
Esa idea, ese concepto, ha estado presente en la mesa, delante del comensal, desde los inicios del restaurante, pero es en estos últimos dos años y pico cuando la apuesta ha alcanzado nuevos bríos.
Y no me parece casualidad que esté ocurriendo luego de esa “cubetada de agua fría”, como la llama Jorge. En aquel momento, ese noviembre de 2022 en Mérida, reflexiona el cocinero, sintió que se trataba de una derrota porque “a quién no le gusta que le digan que hace bien su trabajo” y sufre cuando el mundo parece decirle lo contrario. Es inevitable, me dice, pensar “puta madre, ¿qué hice mal?”.

Mónica Oropeza
Directora de Quintonil
CDMX, México
Entré a Quintonil cuando acababa de graduarme. Todo lo he aprendido aquí, sobre todo, la exigencia en el trabajo, pero hacerlo con pasión, con gusto y siempre con una intención.

Fernando Torres
Aúna
CDMX, México
Quintonil fue una gran escuela, fue el preámbulo para lo que ahora hago. Muchas gracias a Jorge y Ale por compartir este espacio, por permitirme ser parte de esta familia tan importante.
Pero luego, con la reflexión y la calma que lo caracterizan, llegó a la conclusión de que “el éxito no es un número”. El éxito, dice, “es lo que me hace a mí feliz... es despertarme todos los días para ir a mi cocina a hacer lo que me gusta”.
Esa conciencia y ese aprendizaje han sido una constante desde entonces. Un aprendizaje que no termina y que, explica el chef, está también influido por su inseguridad. “Yo tengo muchas inseguridades”, me dice Jorge. “Yo soy muy inseguro y a mí la inseguridad me sirve, me ayuda a tomar decisiones trascendentales y a ejercer la autocrítica. Me alimento de eso”. Podemos pensar en esa inseguridad y la autocrítica constante que caracterizan el proceso creativo y reflexivo de Jorge como las columnas que sostienen la gran casa culinaria que es hoy Quintonil. Una casa que se distingue por “una cocina elegante que reúne excelentes productos locales, ejecución impecable y grandes dosis de creatividad, para un resultado tan refinado como apetitoso”. Las palabras que le dedica al restaurante la Guía Michelin, que aterrizó en México en 2024 y de inmediato le otorgó a Quintonil 2 estrellas.

Ernesto Hernández
Botánico
CDMX, México
Una etapa enriquecedora, de muchas nuevas experiencias, de conocer a muchos buenos amigos. Un trampolín grandísimo para lo que ahora estamos haciendo.

Andrea Hernández
Rubra
Punta Mita, México
Wilton Romero
Lenez
CDMX, México
Quintonil fue mi hogar y sigue siendo mi hogar. Ale y chef, gracias por darme una oportunidad cuando tenía 20 años y no sabía nada. Me da mucho orgullo decir que soy parte de la familia Quintonil.
Quintonil fue mi casa, mi familia, la base de toda mi carrera. Me siento muy orgulloso de haber crecido con todos estos amigos, compañeros, hermanos. Me da mucha felicidad que Quintonil siga creciendo.
Cuando le pregunto qué significan ahora, luego de este sube y baja de premios y reconocimientos, estas estrellas que repite por segundo año consecutivo el restaurante –un reconocimiento que únicamente tiene otro restaurante mexicano, la casa donde se conocieron Jorge y Alejandra, Pujol–, el cocinero me dice que representan un compromiso.. “Un aliciente para seguir trabajando y creciendo, un compromiso con la gente que trabaja aquí, en esta casa”, responde.
Ese compromiso, esa gente, ese equipo, son lo que Alejandra también denomina “familia”. “Mandamos a hacer unas playeras de Michelin y en el brazo pusimos la frase ‘el secreto es el equipo’. Todo aquí es gracias al equipo maravilloso que es la familia Quintonil”, cuenta unos días después de la ceremonia de premiación de la guía francesa la copropietaria y confundadora de Quintonil. “Los premios creo que son el reflejo del trabajo diario que se hace en este restaurante. Un trabajo que se hace en equipo”. Y aquí, en esta casa particularmente, en familia.
Por la familia de Quintonil, a lo largo de estos 13 años, ha pasado un buen número de cocineros y cocineras, sommeliers y responsables de sala que destacan hoy en distintos restaurantes de la ciudad, del resto del país y más allá. Nombres como Ale Navarro y Ernesto Hernández, de Botánico; Lucho Martínez, chef y copropietario de Em, Ultramarinos y Martínez; Shary Romo y Álex Chávez, de Propio; Wilton Romero, de Lenez. Todos en la Ciudad de México.

Paco Ruano
Alcalde
Guadalajara, Jalisco
Mi historia en Quintonil es una historia de familia, de gente con la que se creó un lazo único. A Ale y Jorge les estaré eternamente agradecido por abrirme las puertas de su casa.

Geraldine Rodríguez
Sous Chef de Quintonil
CDMX, México
Quintonil es estar en casa. Me siento superfeliz. Llegar a trabajar todos los días es un reto que disfruto mucho. He visto la evolución del restaurante y sé que vamos por más.
También Luis Ronzón, que dirige la cocina de Ixi’im, en Chablé Yucatán; Eliana Godinez y Orli del Ángel, de YAYA, ubicado en el hotel Chileno Bay, en Los Cabos; Paco Ruano, chef de Alcalde, en Guadalajara; Eric Arellano, chef ejecutivo de Marea, en el hotel Montage de Los Cabos; Andrea Hernández, sommelier de Rubra, en Punta Mita; y Miguel Mendoza, del Morris Wine Bar, en Tijuana.
Fuera de México se encuentran John Sinclair, en farmhouse, en Panamá; y Diana Elizondo y Martín Gnecco, ambos en Oslo, en el restaurante Varemottaket.
Todos ellos alguna vez orgullosos habitantes de esta casa forjada a golpe de –en palabras de ellos mismos– disciplina, rigor, constancia, magia, creatividad, compañerismo y ambición.
Una casa que, más allá de la subjetividad y la arbitrariedad de cualquier lista, ranking o guía, se ha posicionado como uno de los mejores restaurantes de México. Quizás, el mejor. Por mucho que su chef, a ratos, no llegue a creérselo.
“Yo intento no tomarme demasiado en serio. Me considero un cocinero, soy papá, soy un tipo de familia, me gusta estar en mi cocina y con mis hijos, con Ale, quien me ayuda mucho a no creerme las cosas demasiado”, me dice Jorge para luego rematar: “Te lo juro, me siento super orgulloso de todo esto, pero muchas veces me cuesta trabajo creer hasta dónde hemos llegado”.

Lucho Martínez
Em, Ultramarinos, Martínez
CDMX, México
Quintonil fue una etapa de mucha disciplina y mucho aprendizaje. Fue el lugar de mis inicios en la Ciudad de México. Ale, Jorge, los admiro y quiero mucho.

Luis Ronzón
Ixi'im
Chablé
Yucatán
Hay un antes y un después de Quintonil. Me hizo mucho bien, aprendí muchas cosas y me abrió la mente.