Entre las montañas del Parque Nacional Waterton Lakes, en Alberta, Canadá, se alza un hotel que parece flotar sobre el lago. Su silueta triangular, su fachada de madera y su altura imponente hacen del Prince of Wales Hotel un punto de referencia tanto para los amantes de la historia como para quienes buscan experimentar algo más profundo: el susurro del terror en un lugar donde el tiempo parece suspendido.

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Terror que late en la tierra
Construido entre 1926 y 1927 por la Great Northern Railway, este hotel fue una obra de audacia arquitectónica. Se levantó durante uno de los inviernos más duros que haya vivido la región, con vientos de más de 140 kilómetros por hora que llegaron a levantar la estructura de sus cimientos.
Desde entonces, su presencia se ha sentido tan poderosa como inquietante. Lleva el nombre del Príncipe de Gales, Eduardo VIII, quien jamás llegó a hospedarse allí, pero cuya sombra aristocrática se mantiene como un eco del pasado que aún recorre sus pasillos.

Arquitectura de… ¿ensueño?
El estilo suizo del edificio, con sus techos puntiagudos y balcones de madera, contrasta con la dureza del entorno. En días despejados, desde sus ventanales se observa el reflejo del sol sobre el lago Upper Waterton.
En las noches de tormenta, sin embargo, el viento parece colarse por cada rendija, provocando que la madera crujiente y las puertas que se golpean tomen vida propia. Es allí donde el terror se vuelve palpable.
En qué habitación NO quedarte
Los rumores cuentan que el Prince of Wales Hotel está habitado por más que viajeros. En la habitación 510, huéspedes aseguran haber visto la figura de una mujer vestida de blanco que se desvanece al amanecer.
Algunos dicen que fue una empleada llamada Sarah, quien se lanzó desde el balcón después de un amor imposible. En el comedor Royal Stewart, el olor a tabaco suele impregnar el aire sin que nadie esté fumando. Quienes conocen la historia aseguran que es el espíritu del primer gerente, un hombre elegante que jamás abandonó su puesto.

Como un viaje en el tiempo
Más allá de las leyendas, el Prince of Wales Hotel conserva una atmósfera de otro tiempo: lámparas antiguas que parpadean, pasillos alfombrados en rojo, madera que respira con el frío. Quizá por eso muchos viajeros aseguran que, aún sin ver fantasmas, algo invisible los observa. Es la elegancia del terror, envuelta en la belleza de las montañas y el silencio del lago.
En las temporadas de invierno, cuando el establecimiento cierra al público, el personal de mantenimiento dice escuchar pasos en los pasillos vacíos, golpes en las puertas cerradas y risas lejanas que se confunden con el silbido del viento.
Para saborear el momento
Además, el hotel ofrece experiencias que se sienten genuinas del tiempo en que fue edificado: agenda tu afternoon tea (64 dólares canadienses); puedes elegir tu especialidad (hay algunas hechas con ingredientes locales, como el Banff Breakfast —variación del English Breakfast), y un plato de delicias tradicionales de la hora del té, como los scones, cheescake de chocolate blanco, sándwich de ensalada de huevo o el clásico english cucumber, bocadillos de salmón ahumado, y más.

¿Te interesa indagar en la narrativa del espacio? Todos los días, a las 7 pm hay una plática histórica del lugar.
Más información y reservaciones
Dirección: AB-5, Waterton Park, AB T0K 2M0, Canadá
Reserva tu estancia: +1 403-859-2231
Instagram: @princeofwaleshotelca


